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Cultura, sociedad y crítica creativa

Arte migrante, un puente entre Colombia y Europa

Desde Colombia hasta Europa, el arte migrante conecta memorias colectivas, exilio e identidad. Este es un diálogo entre dos territorios.

Hoy más que nunca, el arte migrante no solo viaja, también traduce. Las obras creadas por artistas latinoamericanos en Europa no son simples manifestaciones culturales, son actos de resistencia, de memoria y de construcción identitaria.

¿Qué significa migrar con los pinceles en la maleta, una cámara en el cuello y la incertidumbre a flor de piel?

En el caso colombiano, el exilio artístico se ha convertido en una forma de narrar lo que en el país muchas veces se censura, se ignora o se romantiza. Desde el muralismo urbano hasta la danza folclórica reinterpretada en los márgenes de Berlín, Barcelona o París, los lenguajes creativos de la diáspora colombiana denuncian, recuerdan y proponen.

Pero ¿quién escucha al arte cuando no está enmarcado por un museo ni financiado por una institución? Las plataformas independientes y los espacios comunitarios se convierten en laboratorios vivos de memoria colectiva, donde las historias del conflicto, del desarraigo o del amor por lo propio se mezclan con el idioma ajeno, el clima extranjero y la burocracia europea.

El arte migrante suele incomodar porque no se limita a ser “exótico” o “inspirador”, exige conversación, incomoda discursos oficiales y cruza fronteras sin pedir visa. Es aquí donde Colombia y Europa se encuentran de forma inesperada en los cuerpos, trazos, ritmos y voces de quienes cruzan fronteras, para no dejar de contar.

Arte que cruza fronteras

Estos son algunos procesos artísticos actuales que están abriendo diálogos en Francia, España y Alemania:

1. Nancy Murillo (Francia)

Artista, actriz y cantante colombiana. Su muestra Femeninas Divinas, inaugurada recientemente en París, explora la identidad femenina afrocolombiana a través del color, la espiritualidad y el cuerpo. Aunque se presenta en el consulado, su trabajo trasciende las fronteras diplomáticas y se inscribe en una genealogía cultural de mujeres que resisten desde el arte.

2. Colors Festival 2025 (Francia)

Este festival de arte callejero se celebra en una casa abandonada transformada en galería en Champigny-sur-Marne. Bajo la dirección artística del mexicano Farid Rueda, participan los colombianos Guache y Creto, quienes llevan murales, símbolos ancestrales y trazos urbanos cargados de memoria y orgullo latinoamericano.

3. Trópico sin tópico: Amazonas (España)

Una exposición curada por Halim Badawi en CentroCentro, Madrid, que desmonta clichés sobre la Amazonía. Reúne a 18 artistas colombianos que abordan las tensiones políticas, ambientales y culturales del territorio amazónico. La muestra estará abierta hasta el 22 de junio y es un imperdible para quien quiera pensar el trópico desde otras miradas.

4. Karne Kunst – NEST Colombia 2026 (Alemania)

Karne Kunst, espacio artístico y político en Berlín, tiene abierta su convocatoria para la residencia NEST Colombia 2026, dirigida a artistas y trabajadoras culturales que también son madres. Un espacio para crear sin soltar la maternidad, para hacer arte sin pedir permiso. Una apuesta por la vida en plural.

¿Y quién escucha al arte cuando no está enmarcado?

Es tiempo de mirar hacia los márgenes. De reconocer que el arte migrante no necesita marco dorado ni curaduría internacional para ser potente. Que la memoria, la identidad y la resistencia no esperan validación institucional. Están ocurriendo, ahora mismo, en un colectivo de danza en Viena, en un taller de escritura en Marsella, en una residencia compartida en Berlín o en una bodega convertida en galería en Madrid.

Desde bizarromesa.com, te invitamos a buscar estos espacios, a habitarlos, a difundirlos. A ser parte del puente que conecta culturas no desde lo folclórico, sino desde lo profundo. Porque si el arte popular incomoda, entonces tal vez esté haciendo su trabajo.

Y si tú también saliste del país, recuerda, el arte migrante no solo nos representa, también nos acompaña.

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