Sáb. Jul 27th, 2024

En Colombia contamos con la fortuna de que casi el 52% del territorio está cubierto por selvas, allí la biodiversidad es inmensa y hay especies únicas en el mundo, como las que te presentamos a continuación.

Además de limpiar buena parte del aire que respiramos, de regular el clima y de proporcionar alimento, las selvas son ricas en biodiversidad

Dos tercios de los animales y plantas que habitan la tierra viven en este ecosistema y en Colombia contamos con la fortuna de que casi el 52% del territorio está cubierto por selvas: un área casi del tamaño de la Península Ibérica.

Allí, la biodiversidad es inmensa y hay especies únicas en el mundo, como estos 5 curiosos animales que solo encontrarás en las selvas de nuestro país:

1. Lagarto azul de Gorgona (Anolis gorgonae

Este pequeño reptil insectívoro de un color azulado muy particular solo vive en la isla de Gorgona, al norte del Valle del Cauca. Todavía no se sabe cuántos ejemplares existen, pues, además de ser únicos en el mundo, los Anolis gorgonae se escabullen fácilmente. Viven arriba de los árboles y solo las hembras se arriesgan a bajar a la selva para depositar sus huevos.

Aunque son pocos los avistamientos que se han logrado de este lagarto, los expertos que lo han estudiado aseguran que está en riesgo de extinción, principalmente por la deforestación que acaba con su hábitat(que se remonta a cuando la isla era una prisión y se necesitaba leña para los reclusos) y por la introducción de especies como el basilisco de cabeza roja, otro lagarto que ahora depreda al evasivo Anoles gorgonae.

2. Tortuga cabeza de trozo (Kinosternon dunni)

Tortuga cabeza de trozo.
© Germán Forero Medina.

Más conocida como “truenito” o “tapaculo”, esta tortuga café, con un caparazón de aproximadamente 20 cm de largo, se encuentra generalmente en áreas pantanosas del departamento del Chocó, especialmente en las cuencas de los ríos Baudó y San Juan.

Cuando llueve fuerte y los riachuelos se desbordan, es posible verlas caminando cerca a los ríos. Aunque se reproduce durante todo el año, pone pocos huevos lo que limita su reproducción. 

Históricamente algunos pobladores de la cuenca del Baudó y del San Juan la han consumido, y en la cuenca del Atrato, donde también habita, algunas personas la tienen como mascota.

Estas prácticas ponen al “truenito” en gran riesgo y amenazan su supervivencia sin contar con la deforestación, el uso de los ríos y quebradas para sacar madera, así como la intensa actividad minera que hay en la región.

3. Tunato de Handley (Marmosops handleyi)

La primera vez que se registró un marsupial de este tipo fue en 1951, en el municipio de Valdivia, Antioquia, cuando encontraron dos especímenes. Solo 50 años después volvieron a saber de él. 

El hábitat del tunato de Handley o de la zarigüeya de Handley, como también lo conocen, es muy limitado. Además de Valdivia, se han visto en el norte de la Cordillera Central colombiana, en el Alto de Ventanas y en Caracolí-Guayabito, ambas zonas rurales de dos municipios antioqueños: Yarumal y Amalfi, respectivamente. 

Cabe decir que al estar en espacios tan limitados hace que su supervivencia dependa en gran parte de la cobertura del bosque húmedo del extremo norte de la cordillera.  Algo difícil de lograr cuando la urbanización y la agricultura están al acecho.

Como la mayoría de veces que han capturado estos marsupiales (para estudiarlos) ha sido en el suelo, se cree que si bien tiene características morfológicas que le permiten vivir en los árboles, el tunato de Handley tiende a estar más en tierra.

4. Tití cabeciblanco (Saguinus oedipus)

Tití cabeciblanco
© Martin Harvey | WWF

Este primate es un animal emblemático de Colombia, y la región Caribe del país. No solo porque fue elegido como la mascota de los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2018, sino porque desde 2007 tiene una efeméride propia para conservarlo: el 18 de agosto.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el Tití cabeciblanco está en peligro crítico de extinción. El uso de la tierra para agricultura, la ganadería extensiva, la tala y la urbanización, han generado una fuerte caída de su población. Además, por su curioso pelaje y pequeño tamaño (como el de una ardilla) ha sido víctima del tráfico de especies silvestres.

Del bosque en que habita solo queda el 2% de lo que había hace aproximadamente medio siglo y eso ha hecho que su población quede aislada, por pedazos, afectando a su vez el rol que cumplía dentro del ecosistema consumiendo especies y dispersando semillas. 

Su población se distribuye en los bosques húmedos tropicales y bosques secos de Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba y el Urabá antioqueño.

5. Paujil piquiazul (Crax alberti)

Desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta la cuenca baja y media del río Magdalena podemos encontrar a esta única ave galliforme de la que, hasta el momento, al parecer no proviene de ninguna subespecie.

El ‘pavón colombiano’, ’opón’ o ‘pavón piquiazul’, mide casi un metro y es casi todo negro, solo en la punta de su cola y abdomen asoman plumas blancas. El macho, como es común en las aves, es más llamativo y tiene sobre su pico prominencias azules, mientras que en la hembra los visos azules están en la base del pico. Se alimenta de frutas, brotes, invertebrados y, posiblemente, de carroña.

La deforestación ha aumentado en su zona de distribución, en parte para poner cultivos de uso ilícito, y eso ha ido acabando con su hábitat. De ahí que esté en riesgo crítico de extinción.

Fuente | WWF Colombia