Intolerancia, mentira y racismo: el caso de Dayron Córdoba
Hace unas semanas fue viral un vídeo donde se podía observar cómo un grupo de ciudadanos agredían a un joven afrodescendiente en la ciudad de Medellín, sin saber sí era cierto o no, que había robado.
El hecho se volvió viral en redes sociales, pues Dayron Córdoba, el joven agredido, intentó persuadir a las autoridades poniéndose en el papel de víctima y utilizar su color de piel para escudarse y acusar su caso como un acto de racismo.
Incluso sostuvo su mentira en televisión nacional, pues con los días se supo que sí había robado.
Y no está mal creer en la versión de Dayron, pero hasta cierto punto sí faltó un poco de objetividad y de cuestionamiento para dar con la verdad y esclarecer los hechos.
No obstante, está claro que agredir al otro no es el medio correcto para corregir actos no adecuados; también cabe la duda y suscitar el famoso dicho de «no tragar entero», ya que siempre hay que cuestionar, tener pruebas y finalmente dar con la verdad.
De ningún modo es un ejemplo para la sociedad, la victimización, la violencia, la intolerancia y la mentira.
¿Pero por qué es tan importante no tragar entero? Sencillamente porque con esta noticia viral, hubo grupos raizales que defendieron a Dayron y además promovieron una etiqueta que decía #YoTambiénSoyDayron.
Grupos que perdieron credibilidad y se vieron afectados por que se habló de extremismos y sesgos sociopolíticos, sin saber la verdad.
Al parecer todo cayó como si fuera una fake news, donde lo primero que se lee es lo que creen los internautas, no hay un momento a la duda y como ya es habitual, comparten contenidos sin validarse de fuentes oficiales y dejándose conmover por lo primero que ven.
Y por otro lado, está la intolerancia social, el querer siempre tomar justicia por nuestras manos. Un problema que afecta a la sociedad y a la ciudadanía.
Muchas veces creemos que en casos como este debemos de actuar por nuestra cuenta porque quizá las autoridades demoran en llegar, pero una buena acción a tomar, pudo haber sido llamar a las autoridades e intentar atrapar al acusado entre personas, más no propiciarle golpes tan salvajes.
Nunca se sabremos las consecuencias que esos trastazos puedan contraer y tampoco somos las personas indicadas para impartir justicia.
La ciudadanía debe entender que existen mecanismos de control ciudadano, mecanismos que ayudan a entablar acciones legales y que esas son las soluciones que debemos de aceptar como sociedad.
No me alcanzo a imaginar el nivel de intolerancia social donde la versión de Dayron hubiese sido cierta, daría tema hasta para hablar del uso de armas de fuego en defensa personal, pero eso amerita otro debate.
En conclusión, no hay que tragar entero y caer como cual fake news fuera el caso. La reflexión aquí es: siempre buscar esclarecer los hechos entre las personas involucradas y un intermediario que busque la verdad.
Autor | Juan Cuesta – @elmillenial