Bizaromesa.com

Cultura, sociedad y crítica creativa

,

¿Usar la inteligencia artificial para crear es traición o evolución?

Una reflexion crítica sobre el uso de la inteligencia artificial en la creación desde la ética, la escasez y la adaptación.

Hace poco publiqué un artículo titulado ¿Debe ser el Estado el que financie la cultura? Sin embargo, en el post de Instagram usé imágenes generadas por inteligencia artificial. Era un análisis sobre cultura, arte y memoria… entonces llegó un comentario que no fue el único, pero sí el más directo:

“Si tan solo este post no hubiera sido hecho con IA y le hubieran pagado a algún artista para hacer las ilustraciones…”

Veinte personas le dieron like.

No me ofendí, pero sí me pregunté, ¿será que usar IA me convierte en un traidor del arte? ¿El simple hecho de no tener presupuesto para pagar un ilustrador anula lo que quiero decir?

Sé que la respuesta no es cómoda, pero es necesaria.

La herramienta no es el enemigo

Vivimos una transición brutal. La inteligencia artificial llegó para quedarse y está arrasando porque automatiza, reproduce, simula estilos y genera imágenes en segundos que antes tomaban días, lo cual tiene implicaciones políticas, creativas y económicas.

Sin embargo, si como creadores solo gritamos “¡Eso no es arte!”, vamos a quedar como esos músicos que se quejaban de los sintetizadores en los ochentas.

Así que no se trata de prohibir o cancelar. Se trata de poner límites éticos, legales y creativos.

¿Por qué uso IA?

Porque tengo ideas, pero no tengo presupuesto. Porque soy un migrante sin becas ni equipo. Porque quiero comunicar y estoy aprendiendo a hacerlo con las herramientas que tengo.

¿Eso me hace menos creativo?

No. Lo que me haría menos creativo sería copiar sin ética, lucrarme con el trabajo ajeno o robarme un estilo sin reconocerlo. A veces le pido a la IA que se inspire en la estética de ilustraciones que veo, no para suplantar, sino para experimentar narrativas visuales desde mi contexto. Pero sé que ahí entramos en un terreno delicado.

No obstante, uso la IA como herramienta, no como un reemplazo del arte humano. Y también creo que urge regularla, no solo para proteger a los artistas establecidos, sino para que quienes no tenemos presupuesto podamos crear con dignidad, sin cruzar líneas éticas ni ser crucificados por intentarlo.

Lo que sí debe preocuparnos

Que existan plataformas que absorben millones de obras sin permiso y las vomitan como “nuevas creaciones”. Que el algoritmo premie la cantidad y no la calidad. Que desaparezca el crédito. Que se disuelva la autoría. Que la IA nos borre.

No exagero, pero tampoco me voy a arrodillar ante el miedo ni las irregularidades que existen frente a la IA.

¿Entonces qué hacemos?

Propongo un movimiento de artistas que usen IA con conciencia, con ética y con carácter. Que exijan regulación. Que denuncien cuando los plagian. Que construyan comunidad y no inquisiciones. Y que descarguen esta guía que creé junto con ChatGPT llamada Guía ética para crear imágenes con IA.

Además, cuando tenga el presupuesto, pagaré feliz a un artista humano para ilustrar mis ideas. Mientras tanto, creo que necesitamos defender el derecho a crear sin tener que pedir permiso a los dioses del arte tradicional.

La IA no mata el arte, lo mata el silencio, la comodidad, el cinismo o el elitismo.

Yo seguiré usando esta herramienta, pero sin vender mi voz. Porque no se trata de pelear con las máquinas, se trata de una mezcla entre adaptación y no perder lo que nos hace humanos.

¿Y tú? ¿Dónde trazas la línea?

Deja un comentario