La Barra ya no es así, La Barra cambió
El mar o “La Puja”, como le dicen los habitantes de La Barra, se llevó el pueblo. Llegó mientras ellos dormían a tragarse las casas. ¿Quién iba a pensar que La Barra se iba ir de ahí? Y lo tenaz es que el turismo no ha regresado.
La cosa ha cambiado tanto desde hace tres años que los turistas hoy por hoy se quedan en la entrada de La Barra y nadie, ni siquiera el Estado, ayuda a todos sus habitantes.
Hay mucha gente que vive en La Barra y que no ha podido subir a tierra firme porque no tienen forma de organizar su casa en la trocha, así que lo que hacen es vivir al ritmo del mar.
No obstante, la pesca ha mermado tanto que la libra, a la gente local, se la venden a $7.000. Desafortunadamente, aunque algunos respetan la ley que protege las tortugas y sus crías, otros pescadores están utilizando una red de malla pequeña que ha ido acabando con los peces de esta región.
La contaminación, el calentamiento global, la pesca incontrolada y mal manejada, han sido las que han ocasionado que La Barra ya no sea como antes, sin embargo, paradójicamente está más tranquila, más natural, más mística, aunque el turismo haya mermado tanto.
Cabe decir que los turistas más cercanos son los caleños, así que si a usted le interesa volver a vivir una experiencia de puro relax y además ayudar a que este pueblo no pase de la fama al olvido, hay un paquete turístico de $65.000 que tiene Doña Doris, el cual incluye desayuno, almuerzo y estadía.
Y téngalo muy presente, La Barra ya no es así como la conocía, La Barra cambió, La Barra aún existe, y es para cuidar y descansar.