Así funciona el tráfico de fauna en la Amazonia y el Pacífico colombiano
A través de un video ilustrativo que explora los factores que alimentan esta práctica en las regiones, WWF reveló qué animales corren mayor riesgo de ser capturados por quienes se dedican al tráfico de fauna silvestre.
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Actualmente, el tráfico de fauna silvestre es el cuarto negocio ilícito más rentable del mundo, después de flagelos tan graves como el tráfico de drogas, el tráfico de armas y el tráfico de personas, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
No obstante, en Colombia, tanto la Amazonia como el Pacífico, están siendo afectados por este fenómeno, el cual ha tenido un impacto devastador en la biodiversidad.
Es por eso que WWF unió fuerzas con Transparencia por Colombia, la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS) e InSight Crime, para identificar los hechos de corrupción y criminalidad detrás de los principales impulsores de la deforestación, la degradación forestal y la pérdida de biodiversidad en la Amazonia y el Pacífico colombiano.
Cabe decir que los cuatro principales impulsores de estos problemas son la minería ilegal, la apropiación de tierras, la tala ilegal y el tráfico de fauna silvestre, prácticas que están siendo estudiadas en el marco de la investigación ‘Gobernanza Transparente de los Recursos Naturales’ (TGNR por sus siglas en inglés), financiada por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Un video ilustrativo que explora los factores que alimentan esta práctica en las regiones, revela qué animales corren mayor riesgo de ser capturados por quienes se dedican al tráfico de fauna silvestre. Tambien describe a los actores cómplices de la operación del comercio y muestra qué se puede hacer para combatir este negocio ilícito.
En Colombia, el comercio ilegal de animales silvestres está controlado en gran medida por redes criminales, la cuales se benefician de la corrupción y las debilidades demostradas por las autoridades.
Grupos que a menudo se basan en el pago de prebendas, el contrabando y la falsificación de documentos para facilitar el transporte ilícito de especies en peligro de extinción que son comercializadas como mascotas, para consumo humano e incluso con fines esotéricos, medicinales o afrodisíacos.
Fuente | WWF Colombia.