Un hombre en busca de la esperanza

En busca de algo que sea tan limpio como el aire que respiran mis sueños.

En busca de algo que trascienda más allá de este entorno repetitivo que día tras día, noche tras noche, hora tras hora, me acompaña.

Observo que el mundo, la sociedad y yo, somos tan diferentes, tan difíciles de entender, tan complejos, que no importa lo que han dicho místicos, científicos o escritores, sigue siendo así.

En busca de algo que no duela tanto, que no sea tan oscuro, ni tan frío, que no sea tan difícil. 

En busca de algo en donde no haya tanto calor, humedad y sangre; tanta gente, tanto silencio, tanta vergüenza, tanta pornografía, tanta discriminación.

En busca de algo que me ayude a entender y sentir ¿qué es el amor? Mientras escucho a Rachmaninoff.

En busca de algo que me saque de aquí, donde creo y siento que debo salir. O tal vez tenga que quedarme con la inocencia entre los dedos; quedarme con el dolor, las ganas y los sueños atrapados, simplemente porque la situación está difícil.

En busca de algo que me deje ver el camino más honesto, más libre, más tranquilo y quizás más amoroso, para liberarme, quererme, respetarme, comprenderme y aceptar la manera de entendernos.

Cuando libere mi ego, cuando libere mis incertidumbres, cuando libere mis dolores, cuando libere mis angustias, cuando libere mi lascivia. Cuando libere todo eso que llevo por dentro; eso que hoy no puede salir fácilmente, tan solo porque otros piensan distinto, sienten distinto, se manejan distinto o actúan distinto. —Otros no piensan como yo, no sienten como yo, no viven como yo, no lo perciben. No conocen mis fracasos y victorias perdidas.—

Sigo en busca de un lugar donde haya lugar para personas como Alejandro, Jaime, Lucia o Mario, donde podamos vivir tranquilos y en paz, siendo parte de una cultura regenerativa sin violencia, ni igualitarismos ni jerarquías, —claro que un poco de LSD y Marihuana no caerían mal donde se acepte la locura, la sensualidad y la espiritualidad, pues todos tenemos que encajar aquí de alguna manera.

Tenemos que entendernos. Darnos cuenta que necesitamos hacer un giro y dar oportunidades, dar un vuelco a  lo que nos han inculcado acerca del amor, el dinero, la sexualidad y la academia. 

Este mundo es de nosotros, la generación millennials, X y Y. Un mundo que en algún momento tendremos que entregar en un Ipad a otra generación.

Por eso, los que estamos aquí metidos en esta red, metidos en este sistema donde hay que ser el mejor, ser famoso o tener éxito para poder encajar, deberíamos apropiarnos sosteniblemente de lo que está sucediendo a nuestro alrededor.

Debemos entender al otro, pero antes de entenderlo, tenemos que tomar una decisión muy valiente: entendernos a nosotros mismos.

Aunque sea difícil vivir con ello, aceptarnos tal cual como somos. Problemas con las drogas, problemas sexuales, problemas con el alcohol, problemas emocionales, hay que buscar interiormente, darse a la tarea de reflexionar, y buscar salidas.

Ir a los vacíos, ir a las debilidades, ir a las fortalezas, ir a las fantasías y miedos. Es la invitación para darnos la oportunidad de paz. Para darnos la oportunidad de cambiar. 

El mundo no es nuestro barrio, el mundo no es Cali, el mundo no es Colombia, el mundo no es Latinoamérica, el mundo somos todos. Debemos conectarnos con Asia, Europa, América, Oceanía y África. Crear una red en la que nos entendamos, donde protejamos esto que es de todos, pues una sana manera para que nuestro entorno cambi.

Para que yo pueda cambiar, debe haber un cambio, una revolución de conciencia, aceptando con honestidad y valentía las ganas de hacer las cosas bien, porque quiero que este movimiento repetitivo algún día cese y que Esperanza Gómez no sea la única esperanza que tengo en este país.

 

 

 

 

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