Largas noches
Se que estás ahí,
Mirándome con dolor y con cariño.
Con un cariño que ahora camina por una calle oscura y sin rumbo.
Se que estás ahí,
sentada frente a mí
con muchas preguntas sobre la miseria humana.
Pero lo lamentó.
Trato de sentir una respuesta que no produzca tanto dolor al por qué somos así.
Amorosos y adictos.
Soy así.
Aquello que amas y que duele.
Aquello que se esconde del miedo y del dolor.
Aquel que de alguna manera le pide a Dios que le haga bien en su vida.
Pero la suerte está echada.
Estas largas noches me han permitido sentir que estoy cayendo.
Que mi camino parece ser distinto.
Con una sonrisa en las manos, me siento perdido entre el paraíso y la sombra del pasado. En un futuro que parece dolerme en este eterno presente donde a lo que llames éxito, puede malearte, sino tienes cuidado.
Presiento una búsqueda continuada sobre la verdad en mí mismo.
Por eso he tomando mi alma como mi nuevo amigo, alguien que siempre conoceré.
Luz y voluntad para mostrar que siempre seré mejor que antes.
Buscando lo que quiere decir mi propia conciencia, hace un tiempo intento corregir lo que podría ser de verdad para que no me agarren con las manos en la masa.
Por eso el lado izquierdo del poeta añora ser más que lo que puede dar.
Lastima que haya dejado salir a la calle un ego sin bozal.
Caminado de noche por la calle cuarta,
pensando en la anestesia de la muerte y el amor.
¿Cuál amor me pregunto?
Por donde mires haz pecado.
Te han violado.
Te han dolido los sueños, y todas las ganas de lo que querías ser cuando eras un niño.
Perdóname.
No quise herir tus sentimientos.
Ahora comprendo el alcance que guarda nuestra nostalgia.
Comprendo que tengo que educar mi ignorancia para tener algo qué escribir,
algo que esperar,
y alguien a quién amar.
Por ahora,
me siento morir en silencio.
Discretamente mirando al cielo.
Llevándome en el último suspiro,
una leve sonrisa que te dirá:
“Mi ego siempre buscó la verdad para no hacerte daño”.
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