Una marcha multipropósito: la navaja suiza colombiana

Bajo la resolana de un día gris, fresco y cargado de bochorno, los estudiantes y sindicatos junto a la guardia indígena Nasa, marcharon desde el parque de las banderas en Cali hasta la Plazoleta San Francisco.


Desde las 8:30 de la mañana comenzaron a llegar los marchantes al parque de las banderas, donde ondeaban en las astas las telas rotas con los símbolos patrios de Colombia, el Valle del Cauca y Santiago de Cali.

Aproximadamente a las 10:30 de la mañana llegó la caravana de chivas con los indígenas Nasa provenientes del Cauca, quienes venían hacinados en vehículos abiertos, rebozados hasta el techo con personas de todas las edades.

Desde el 10 de octubre el Paro Nacional Estudiantil se ha esparcido como fuego hacia el resto del país, un Estado que vive en un aprieto social debido a las desafortunadas decisiones históricas, tanto de los pasados gobiernos como del gobierno de actual presidente Iván Duque.

¿Por qué se movilizaron los indígenas?

Los indígenas se movilizaron por la ausencia representativa gubernamental que se ve reflejada en precarias condiciones de seguridad en sus comunidades, como el asesinato de líderes y miembros de la guardia indígena en manos paramilitares, guerrilleras y grupos narcotraficantes.

La ausencia de gobierno en las comunidades indígenas aunada a la falta de coherencia política del actual mandato, ha detonado en las comunidades indígenas la reaparición del conflicto armado en el campo colombiano, por lo que otro motivo de su marcha es que se respeten los acuerdos firmados en la Habana y que se reanuden los diálogos con el ELN para ver si por fin llega la Paz a sus territorios.

Las comunidades indígenas están visiblemente cansadas de una transgresión histórica e inmarcesible de sus derechos, los cuales no se respetan a cabalidad desde la época de la colonia, sólo que ahora se les da una migaja mientras se sientan a comer el pan en sus narices y les dictaminan que no frieguen más.

En pocas palabras, los indígenas marchan por sus vidas.

¿Los estudiantes?

Los estudiantes siguen en paro nacional y continúan marchando a pesar de que ya se concertó una mesa de diálogo entre la representación del movimiento estudiantil y de profesores, el Ministerio de Educación, el Ministerio de Hacienda, el ICETEX y COLCIENCIAS con la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo como garantes.

El paro y las marchas continúan puesto que las exigencias de estudiantes y profesores no han sido atendidas ni resueltas a cabalidad y en algunos casos ni siquiera abordadas, pues las declararon subsanadas por la mesa de diálogo a puerta cerrada entre el Presidente y los Rectores del Sistema Universitario Estatal (SUE) el pasado 26 de octubre.

Algunas exigencias requieren cambios estructurales en las leyes vigentes, pero el gobierno responde con tono de acontecimiento como si las leyes no se pudieran modificar en beneficio de la sociedad.

Debido a que lo que se propone desde el movimiento estudiantil es un cambio a largo plazo de las leyes de financiación vigentes de la educación superior nacional, queda de la mesa de negociaciones un avance importante hacia la consolidación de una Mesa Técnica para la construcción de una nueva política de estado para la educación superior, compuesta por representantes gubernamentales, estudiantiles y profesorales.

Por otra parte, en cuanto al tema de financiamiento, el gobierno decidió aumentar a la base presupuestal del 3 al 3.5% del IPC para 2019 y 4% para el 2020, 2021 y 2022.

Lamentablemente el Índice de Precios al Consumidor (IPC) sólo se calcula de acuerdo a incrementos porcentuales basados en un estudio realizado por el DANE entre el 2006 y 2007, el cual no arroja ninguna cifra específica pero que utiliza un redondeo del gasto promedio mensual en bienes y servicios de un hogar colombiano basado en la Gran Encuesta Integrada de Hogares y la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos.

Aquí surge una contradicción política pues si lo que busca el gobierno es aumentar el consumo de los hogares para así financiar la educación, ¿cómo le va a aumentar el IVA a la totalidad de la canasta familiar cuando dicha decisión tiene el potencial de generar una reducción en el consumo y un aumento en la evasión de impuestos? Parece ser que los mandatarios se tropiezan con sus propios pasos.

¿Y los trabajadores?

Los trabajadores marchan en contra de la reforma tributaria que merodea las arcas del Congreso bajo el eufemismo de Ley de Financiamiento propuesta por el Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla.

Por un lado, la propuesta de ley busca incluir la totalidad de la canasta familiar bajo un régimen de IVA —claro, eximiendo a las gaseosas y las cervezas, no vaya a ser que se desmoronen las industrias azucareras ni se queden sin clientes los programas de salud contra la diabetes ni se propicie la quiebra de Bavaria ni se reduzca el presupuesto para tratar adicciones en el POS—.

Por otro lado, la Ley de Financiamiento busca cobrarle impuestos a los pensionados y gravar con declaración de renta a todo colombiano que devengue por encima del millón ochocientos, es decir, dos punto cinco salarios mínimos.

Con dicha reforma el gobierno busca aumentar $14 billones de pesos a la base presupuestal del Presupuesto General de la Nación para el 2019.

Sin embargo, es una solución que va en detrimento del bolsillo de la clase media y trabajadora, pues es un desfonde para los bolsillos de las familias estrato 1 y 2.

Como respuesta el Ministro propone reembolsar $51.300 pesos mensualmente como subsidio al nuevo gasto, lo que implica la creación de una nueva burocracia, apertura de cuentas bancarias y filas y filas de gente que reclamarían la devolución de un dinero para el que pudieron ahorrarse el costo de recaudo en un principio y luego de reembolso.

Por otra parte, la industria minero-petrolera continúa gozando de una exención de impuestos que alcanzan los $70 billones de pesos pero aun así aumenta el precio de la gasolina lo que implica un aumento en la canasta familiar. Es decir, los eximen de impuestos y los que pagan ese precio son los consumidores.

El vuelo de las palomas en la Plazoleta San Francisco

Una vez en la plaza San Francisco, donde está ubicada la Gobernación del Valle del Cauca, los marchantes volcaron su atención a discursos en la voz de representantes sindicales, estudiantiles y del cabildo indígena, al igual que del senador Feliciano Valencia.

Por otra parte, hubo intervenciones musicales con La Chirimía del Norte del Cauca, La Sucurrap del Cielo, Liquidelic, MC Tita, MC Cholo, La Voz MC, Mister Chespi, música protesta en la voz y guitarra del caleño Andrés Luna y una intervención teatral de la Facultad de Artes Integradas de la Universidad del Valle.

A las tres de la tarde se disgregó la masa y las palomas pudieron retornar a su complicidad simbiótica con el camarógrafo de la fotoagüita.

Por ahora queda el sinsabor del mutismo gubernamental y la certeza de una nueva marcha en el marco de un paro cívico nacional convocada para el 14 de diciembre del 2018.

Los estudiantes quedan a la espera de los acuerdo en la mesa de negociaciones, los trabajadores esperan que se tumbe la ley de financiamiento y los indígenas, que el gobierno responda por la seguridad de sus vidas.

Esta manifestación fue como una navaja suiza; multifuncional, de gran resistencia y que gracias a su versatilidad busca soluciones a todos los desfalcos que nos asolan.

Una marcha que cada vez contiene más sectores pero menos gente, una marcha que la ciudadanía aborrece y mal juzga, una marcha que exige a llanto vivo respeto a la inteligencia ciudadana por parte del gobierno y soluciones efectivas para las desacertadas decisiones políticas que ya cumplieron fecha de caducidad.

La marcha de esta semana pasó a la historia, queda ver cuál será la decisión gubernamental para el futuro de los trabajadores, estudiantes e indígenas de Colombia.

Escrito por Felipe Robayo Chacón