El arte de maquillar un crimen que nunca será perfecto
Al estilista Mauricio Leal lo mató su hermano y hoy un país entero siente la bajeza y la frialdad con la que Jhonier maquilló un crimen que juró no haber cometido.
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Una familia hoy ha sido cortada a pedazos debido a la ambición, la envidia, la codicia y a un presunto lavado de activos. Un acontecimiento más que se suma a la lista de vergüenzas que cargamos los colombianos en nuestra historia.
Al estilista Mauricio Leal lo mató su hermano como Carlos Castaño, líder paramilitar de la ultraderecha, asesinó a su hermano Fidel por motivos personales y familiares.
Sin embargo, Jhonier Leal mintió ante las cámaras, ante un juez y ante todo un país, de una manera fría, descarada y sin derramar una sola lágrima. ¡Dios mío! ¿Hasta dónde nos puede llevar la magia del dinero?
Un parricidio mediático amalgamado con un fratricidio, ejecutado con ferocidad y sin escalofríos, concebido con toda la intención de exterminar a sus familiares, dejando como resultado una pena que rodea los 400 meses de cárcel.
Maquillar un crimen que no es perfecto
Luego de asesinar a su mamá y a Mauricio Leal, Jhonier cambió las sábanas de la cama y las desapareció; limpió la sangre con un trapero y con líquidos de limpieza; cargó los cuerpos, los acomodó cuidadosamente en la cama y los rodeó de varios elementos claves como un celular, una supuesta carta suicida y una caja de pastillas.
Un crimen muy similar a los cometidos por el obsesivo Joe Goldberg en el exitoso thriller titulado ‘You’.
Cabe decir que al igual que Joe, Jhonier logró mantener a raya sus intenciones asesinas en todas las entrevistas que dio, no obstante, el lenguaje corporal y la frialdad de sus emociones al referirse al tema, lo delataron.
Quizás por eso, maquillar un crimen nunca será perfecto, mentirle a un país no te servirá para salir libre y como dice la biblia:
‘¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora maldito seas tú, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres tu terreno, no te volverá a dar su fuerza; errante y vagabundo serás en la tierra’.